Si tornamos de escala (otro concepto geográfico que ya trataremos en futuras ocasiones) y nos fijamos en el mapa, se comprueba de un vistazo que a alguien le cayeron más papas en el plato. En amarillo y tonos verdosos, es decir, superando los 36.000 € y 30.000 € anuales respectivamente, nuestra siempre mencionada Ciudad Baja, donde se reúnen las secciones censales con mayor renta. Y como también lo “bueno” se pega, cerquita de Santa Brígida tenemos, en esos mismos colores, a Tafira Alta y Tafira Baja. 

Tengan en cuenta que, aunque en la cartografía destaquen por su color tan llamativo y extensión geográfica, solo representan el 5% de todas las secciones censales de la capital. Es decir, la gran mayoría de secciones censales (y de la población) son incapaces de saltar y sobrepasar el umbral de 36.000 € anuales de renta por unidad de consumo.

Mientras, el tono azul —que normalmente no se corresponde con su filiación política— queda casi reservado en exclusiva para Ciudad Alta, Tamaraceite, La Isleta y las zonas del sur de la ciudad, incluida Jinámar. Son los espacios de menor renta, donde se pone en riesgo eso de llevar una vida digna con lo que se gana.

Pero en la vida, competir por dinero la verdad es que no tiene mucho sentido, ya que lo importante es aquello que se dijo en el primer párrafo. Sobre todo, porque en lo único que Las Palmas de Gran Canaria puede acechar a los grandes (Madrid y Barcelona), dentro de este tema, es en algo malo: el nivel de desigualdad. 

El índice GINI nos ayuda a descubrir esto. Se trata de un índice que mide como está repartida la riqueza en una sociedad. Si el valor es 0, todos tienen lo mismo, y si es 1, solo 1 persona concentra todo y el resto nada. Como comprenderán, ambas situaciones son imposibles, por lo que los valores se mueven entre 0 y 1, sin alcanzarlos nunca. Pues bien, la sociedad de Las Palmas de Gran Canaria es la tercera más desigual del país en términos de renta. Que no se despisten los grandes, porque con un valor de 0,342 nos falta poco para ponernos en cabeza y superar a Barcelona (0,349) y Madrid (0,375). En ello estamos si nadie le pone remedio, y ya vamos por una diferencia que casi llega a los 40.000 € entre la sección con más y menos renta.

Se pueden discutir muchas cosas, pero no que una sociedad más desigual es una sociedad peor. Si giramos y observamos el otro mapa, vamos a ver como la ciudad se resquebraja. Aparecen grietas (brechas, saltos, fronteras, murallas,… como ustedes lo quieran decir…) que rompen y fragmentan la ciudad en pedazos muy distintos entre sí y, lo que es más sorprendente, a veces son ¡espacios vecinos!. L@s geógraf@s ya hemos trabajado sobre esto y seguimos en ello, explorando como la renta, y otras variables como la nacionalidad, el nivel de estudios, etc. dividen nuestras ciudades y sociedades.

No son pocas las zonas donde tu vecin@ de la acera de enfrente dispone de 6.000 €, 12.000 €, o incluso ¡24.000 €! más (o menos) que tú y los tuyos para consumir y desarrollar su vida cotidiana. Aquí solo hemos destacado la más relevante, coloreada en rojo peligro, y que separa La Minilla (sección censal más “rica” de la ciudad: 51.556 €) con su vecina de abajo, tanto en términos geográficos como económicos: el sector sur de Guanarteme, que registra 22.667 € anuales de renta por unidad de consumo. Por lo tanto, aquí esa brecha se maximiza y es de 28.889 € al año. Ahora piensen en otras diferencias geográficamente inmediatas, aunque no tan grandes como esta, como la que supone vivir “por encima” o “por debajo” de Primero de Mayo.

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